El otoño trae cambios en el clima y en las rutinas, y también en cómo se siente nuestro cuerpo. Para muchos, es una época de defensas más sensibles y energía más baja. Prepararte con una base de vitaminas y minerales naturales puede marcar la diferencia entre un otoño con vitalidad o uno lleno de altibajos.

Menos horas de sol, temperaturas más frías y una vida más interior influyen en tu vitalidad. El cuerpo necesita adaptarse, reforzar defensas y mantener un buen nivel de energía. Este ajuste demanda nutrientes que a veces no conseguimos solo con la dieta.

Con menos sol, la vitamina D es clave. Contribuye al sistema inmunitario, al mantenimiento de huesos y músculos y a un estado de ánimo equilibrado.

La vitamina C ayuda a proteger del estrés oxidativo, reduce el cansancio y apoya tus defensas frente a los retos típicos del otoño.

Las vitaminas del grupo B favorecen la producción de energía y la función cognitiva. Útiles cuando vuelven las rutinas exigentes.

Contribuyen al mantenimiento de la piel y mucosas y, junto con D, al equilibrio óseo.

Apoya el sistema inmunitario, la piel y el equilibrio hormonal.

Ayuda a reducir cansancio y fatiga, y contribuye a la función muscular y a un sueño de calidad.

Antioxidante que contribuye a la función tiroidea y protege frente al estrés oxidativo.

Evita “acumular” productos con los mismos nutrientes. Prioriza fórmulas naturales con dosis seguras y buena biodisponibilidad. Si tomas medicación o tienes alguna condición, consulta antes con un profesional.

El otoño puede ser una estación de renovación si preparas tu cuerpo a tiempo. Cuida el descanso, alimenta tu energía y apóyate en micronutrientes naturales. Con hábitos sencillos y una suplementación bien elegida, disfrutarás de una temporada con vitalidad.

Aviso: la información de este artículo es de carácter general y no sustituye el consejo de un profesional sanitario.